La Historia de Un Héroe
Mónica García Sáenz
Al bien hacer jamás le falta premio
Esta es la historia de un tío que nunca conocí. Crecí admirando su bello rostro postrado elegantemente en un lindo cuadro que adornaba la sala de mi casa. A menudo me preguntaba quien era él mientras deseaba con ansias saber que tipo de persona había sido en su vida. La foto mostraba un hombre Latino joven, guapo, con cabello oscuro, una mirada intensa y con un aspecto que inspiraba confianza. En mi familia se decía que sus labios siempre estaban adornados con una sonrisa amable y que él era de pisada segura. A simple vista, uno podría asumir que él era un hombre común y corriente, pero la realidad no podría estar más lejos.
Primitivo García, o “Tivo” como acostumbraban llamarle sus amigos y familiares, era muy extraordinario. Igual a muchos inmigrantes en búsqueda del sueño Americano, la familia de mi papá dejo atrás sus raíces en Santa Rosalía de Camargo, Chihuahua, México y emigro a la cuidad de Kansas City, Missouri. Con ellos cargaban la ilusión de comenzar una vida nueva llena de oportunidades positivas. Tivo soñaba con lograr hacerse ciudadano Americano, comprarle una casa a su madre, desarrollar sus habilidades artísticos y un día tener su familia propia.
Pero todo eso cambiaria en una noche fría del 15 de Noviembre, 1967 cuando Tivo y su hermano Alfredo se encontraban en las afueras de la escuela en donde asistían clases de ingles. Inesperadamente una pandilla de seis delincuentes ataco a su maestra que contaba con cinco meses y medio de embarazo. Un hombre común y corriente hubiese seguido su camino sin importarle ese asunto ajeno, pero Tivo, enfurecido con ese horrible escenario y despreocupado por su propia seguridad, socorrió a su defensa. Alfredo lo seguía de cerca y fue testigo de cómo su hermano mayor trasformo su persona de una con calma y tranquilidad a una de furia impresionante en cuestión de segundos y usando sus habilidades en el boxeo a su ventaja. “¡Ve a llamar a la policía!” le grito a Alfredo mientras él llamaba la atención de los pandilleros hacia él y alejándolos de la maestra.
Esa noche, después de impartir su ultima clase de ingles para adultos en la escuela de West Port High School que estaba situada en un barrio urbano de la cuidad, la señora Kindermann esperaba el carro que la llevaría a casa. Ella se encontraba afuera en medio del frió de invierno, con el viento helado en la cara cuando fue sorprendida por sus atacantes. Ella les grito enojada que la dejaran en paz mientras ellos le escupían indecencias y vulgaridades, le arrancaron el bolso y la tiraron al piso. Ella abrazo su vientre pesado mientras le rogaba a Dios que salvara a su bebe que estaba a meses de entrar al mundo. Al momento de ver a sus estudiantes valientes llegar en su defensa, ella les quiso gritar “Tengan cuidado,” pero de su boca solo salio un murmuro lleno de temor. Mientras ella lograba levantarse del piso frió y sucio, tomo el bolso en sus manos y corrió hacia un lugar seguro. Al correr, ella escucho uno de los pandilleros gritar, “¡Dispárale, Dale un tiro!”
De momento, Alfredo, quien aun permanecía al lado de Tivo, escucho tres disparos. Una corriente fría de sudor le recorrió el cuerpo entero como un relámpago, y sus peores temores fueron confirmados al ver a su hermano caer al piso con un charco de sangre creciente en la banqueta. El ultimo de los tres tiros le había perforado el estomago, y él permaneció doblegado en el piso mientras los pandilleros desparecieron. El dolor y la culpabilidad abrazaron a Alfredo mientras él abrazaba a su hermano herido. “No le digas a Mamá,” le rogó Tivo a su hermano. “Ella ya esa vieja, su corazón es débil, y el dolor seria mas de lo que ella puede aguantar.” Tivo seguía pensando en los demás, aun cuando su vida corría peligro. Alfredo sintió que su propio corazón se rompía al escuchar las palabras de Tivo y al verlo afrontado con la muerte.
En el Hospital General de Kansas City, Tivo lucho valientemente en una batalla por su vida. El perdió grandes cantidades de sangre y estuvo sujeto a varias cirugías. La comunidad encendió velas, se unió en oración, donaron sangre y recaudaron fondos para pagar los gastos médicos. Había filas largas de gente esperando poder donar de sangre. Pero a pesar de los mejores esfuerzos del equipo medico de hospital general, Tivo murió a los trece días a causa de complicaciones causadas por sus heridas.
La comunidad se reunió en apoyo a la familia, la cuidad parecía estar de luto mientras su gente compartía sus condolencias y lloraba su perdida. Fue un tiempo muy difícil para mi familia, y mi abuelita lucho con valentía para tratar de afrontar su perdida. Pero Tivo estaba en lo correcto en cuanto a su debilidad. Con su muerte, el pesar la consumió. Primero, se apodero de su corazón, y después se adueño de su mente. Con el tiempo nosotros solo le llamamos Alzheimer’s, pero todos sabíamos que en verdad era el interminable dolor por la gran perdida de su querido hijo.
Mientras investigaba los datos de esta historia, descubrí que Primitivo fue el primer héroe local Latino en mi cuidad natal de Kansas City, Missouri. Al morir, el gobernador de Missouri, Warren Hearnes, lo declaro como ciudadano honorario del estado y estableció el primero de Diciembre como Día de Primitivo García en la cuidad de Kansas City, Missouri. También le dedico un sitio conmemorativo en un parque de la comunidad. La Comisión para el Fondo de Héroes Carnegie premio la memoria de Tivo con una medalla Carnegie en reconocimiento a su acto sobresaliente de heroísmo; la Casa de Representantes del estado de Missouri le otorgo una “Cuidananía Americana Póstuma”; y la Juventud Católica de la Diócesis de Kansas City – St. Joseph le dedicó su libro anual de 1968.
Durante el invierno de 1997, mi tío se convirtió en un héroe. Desafortunadamente, su legado permaneció latente y olvidado por el publico por veinticinco años hasta que un reportero local de televisión hizo un reportaje televisado de dos partes en su memoria. En Abril 27 de 1993, el reportero junto con la familia de Tivo y unas amistades convencieron a la Directiva Escolar de Kansas City, Missouri para renombrar una nueva escuela primaria en honor a mi tío: The Primitivo García World Language Elementary School. Este fue un momento orgulloso para la familia García.
En esta escuela su legado aun vive a diario por medio de los estudiantes. Ellos comparten la historia de Primitivo García con todos sus visitantes y han grabado una canción junto con un video en honor al hombre que le dio el nombre a su escuela. El espíritu de Tivo aun vive en las paredes de la escuela, en la comunidad y en cada persona que llega a escuchar su historia hasta el día de hoy. Cada año, la escuela celebra su vida y recuerda su muerte y el acto heroico de esa noche fría en 1967. La familia García se reúne en la escuela junto con la comunidad para recordar a Tivo y para ver trazos de su alma fundida en los ojos de cada niño que canta su canción. Mi tío ha partido, pero el poder de su acto heroico aun vive.
Para mí, como esa niña mirando fijamente al retrato en la pared de mi sala, Tivo era una bella estrella de cine con sus lindos ojos y tierna sonrisa. El era el tío que siempre desee conocer.
El es el tío que hoy me inspira a mí y a otros a buscar en nuestro interior hasta encontrar el héroe que mora por dentro.